domingo, 27 de mayo de 2012

Hay muchas formas de llorar. De alegría, de tristeza, de impotencia, de sorpresa... Pero todas y cada una de ellas, te llevan a algo en común: un recuerdo. La vida se basa en juntar un recuerdo de aquí, un recuerdo de allá... Siempre son recuerdos, tanto alegres como tristes. Una canción que te recuerda a alguien, que la dedicaste, que la cantaste pensando en esa persona y que ahora, te ha dejado sola ante el peligro. Una fotografía de tiempos buenos, de aquella tarde en la que estaba completamente prohibido no sonreír. Aquella bufanda de aquel equipo al que fuisteis a ver una y otra vez simplemente por pasar un rato juntos. Lo que queda de aquella entrada de cine, donde por miedo le agarraste de la mano, o por angustia lloraste con esa persona que llamabas amiga. Hay muchas formas de doler. Lamentablemente, esto es así. A veces lo piensas, y dices "esta y no más". Pero vuelves a caer, una y otra vez. Te aferras a los únicos recuerdos que tienes con una persona, sean buenos o malos. Porque al fin y al cabo, son eso: recuerdos que tu y yo tuvimos en algún momento de esta vida.
Ahora has vuelto, con tu media sonrisa, tu humor retorcido, y con ganas de picarme cómo siempre has hecho. Y sabes que caeré, que dan igual las circunstancias. Nunca seré lo bastante fuerte para ti. Nunca seré capaz de decirte que no, de mentirte diciéndote "estoy ocupada" cuando aparece por pantalla un "veámonos". Decir en voz alta tu nombre, duele. Ver escrito tu nombre, hace tanto daño que hace que me ponga a la defensiva. Saber que nuestro reencuentro está cerca, hace insostenible esta situación. Tranquilo, estas lágrimas son de impotencia, no de dolor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario