viernes, 28 de octubre de 2011

Dicen que soy un libro sin argumento, que no se si vengo o voy que me pierdo entre mis sueños. Dicen que soy una foto en blanco y negro que tengo que dormir más que me puede mi mal genio. Dicen que soy una chica normal con pequeñas manías que hacen desesperar, que no se bien donde esta el bien y el mal, donde esta mi lugar. Y esta soy yo, asustada y decidida, una especie en extinción tan real como la vida. Y esta soy yo, ahora llega mi momento, no pienso renunciar no quiero perder el tiempo. Dicen que voy como perro sin su dueño, como barco sin un mar, como alma sin su cuerpo. Dicen que soy un océano de hielo, que tengo que reír más y hablar un poco menos.

sábado, 15 de octubre de 2011





Decís que soy la número uno. Pero soy la tercera a quien llamás. Y me necesitás, pero hace rato que no te importa si me ves. Querés pasar tiempo conmigo, pero siempre hay ‘una semana que viene’. Decís que es una lástima que las cosas no duren para siempre, pero no te interesa hacerlas durar. Y estoy agotada de tus típicos ‘nos tenemos que ver’. Decime fecha, hora, lugar ; que ahí estaré. Hace rato dejé de correr atrás tuyo, rogándote cariño. Y decís que no me olvide de lo que hiciste por mí. Hace mucho me demostraste amor. Pero eso no quiere decir que lo sigas haciendo. 

*






Cuando no sabés a dónde vas, cualquier camino puede servir. Dan miedo los cruces de camino. Da miedo partir. Da miedo volver. Las preguntas, las respuestas dan miedo. Si no sabés hacia donde vas, lo mejor es dejarte llevar, como flotando en el viento.
A veces hay que desprenderse del equipaje, y como una pluma, dejarse llevar por el viento. Como decía el poeta González Tuñón, “para que a cada paso, un paisaje, una emoción o una contrariedad nos reconcilien con la vida pequeña, y su muerte pequeña”. Para que un día nos queden unos cuantos recuerdos, para poder decir “estuve en tal recodo”, para poder decir “estuve en tal pasión”, para poder decir “estuve en tal pueblo fantasma, en tal amistad, haciendo tal cosa”. Para poder decir “yo estuve ahí”. Para poder hacer todo eso, es necesario no temerle a partir, ni a volver. Porque estamos en una encrucijada de caminos que parten y que vuelven, si no sabemos hacia dónde ir, hay que dejarse llevar por el viento.
El viento lleva, y a la vez trae. El viento nos puede llevar a lugares insospechados. Flotando en el aire, están todas las preguntas y todas las respuestas. Y flotando en el viento, iremos a donde debamos ir. 




-Mi amigo no volvió del campo de batalla, señor, solicito permiso para ir a buscarlo, dijo un soldado a su teniente.
-Permiso denegado, replicó su oficial. No quiero que arriesgue su vida por un hombre que probablemente esté muerto.

El soldado, ignorando la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó, mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.

El oficial estaba furioso:
-Le dije que él estaba muerto! Ahora perdí dos hombres!
Dígame: Valió la pena traer un cadáver?
Y el soldado, moribundo, respondió:
Claro que sí, señor. Cuando lo encontré, el aún estaba vivo y pudo decirme:
¡Estaba seguro que vendrías!

AMIGO ES AQUEL QUE LLEGA CUANDO TODO EL MUNDO YA SE HA IDO.






Entiendo a los malos, a los que hacen cosas horribles, los entiendo. Yo mismo fui muy malo mucho tiempo. Yo creo que los malos son gente que simplemente no tuvo otra alternativa.
Yo mismo soy un malo que simplemente tuvo la chance de cambiar, y lo aproveché. Entiendo a los malos porque sé que simplemente buscan alguien a quien amar.
No me voy porque no me crean. No me voy por la humillación de que la persona que amaba haya metido a otro hombre en nuestra casa, me haya engañado con el y encima no me crea cuando le digo que me atacó. No me voy porque mis amigos no me tomen enserio y no les importa lastimarme. Me voy porque necesito encontrar a alguien a quien amar.
También nuestro corazón es como un motorcito chiquitito que todo el tiempo busca y busca, busca encontrar a alguien a quien amar. No se cansa nunca, aunque estemos vencidos él siempre busca y busca, porque un corazón necesita amar.
A veces nos pasamos cincuenta cuadras, equivocamos el camino y el corazoncito sigue ahí, incansable, diciéndonos ‘no es por acá’, pero no lo escuchamos. Creemos que lo que el corazón busca es alguien que nos ame, pero no, el corazón no es tan egoísta, él solo busca alguien a quien amar.
Pero al final siempre el corazón se hace escuchar ¿Cómo ignorar esos latidos que son señales que nos indican el camino? Y yo, estoy escuchando mi corazón, me dice que lo que busco no está ahí, que no estuvo ni estará ahí. Un corazón necesita alguien que se deje amar porque esa es la busca más simple y más compleja de este viaje, alguien a quien amar.
Uno puede estar ciego gran parte del viaje, pero tarde o temprano empieza a ver el camino. Y yo estoy en eso, buscando ese lugar donde al fin esté mi roto para esta descocido.
Uno puede estar perdido, pero buscar el camino ya es parte de encontrarlo. Aunque te gane la desesperanza, aunque te gane el dolor, aunque creas que es demasiado tarde, busca en tu corazón, busca en tu alma mal herida. En algún lugar fuera de tu burbuja habrá alguien a quien amar.
Busca incansablemente, irremediablemente, porque para eso venimos a esta vida, para encontrar a alguien a quien amar.

Soñe. ..







Soñé con un mundo multicolor de esos que vez cuando pones el canal de los dibujos animados. Soñé en besar labios de sabor a miel, pero más tarde me dí cuenta que es mejor saborear un rico tarro de dulce. Pensé que el frío era pasajero y más tarde como el invierno se iría pero esta vez para no volver. Imaginaba un cambio climático en mi cuerpo y que cada vez subiera mi temperatura desde la planta de mis pies. Pero veo que no es verdad y tiemblo al pensar en un despertar sin parpados, sin piel, sin manos con las cuales agarrarme en esta montaña que no me para de bajar a un pozo imaginario. Sueño con un hombre y un estatus pero eso no  lo veo y mientras me abanico y pienso sólo siento miedo. Y el miedo se convierte en mi amigo, en mi dulce y amargo manjar, porque me doy cuenta que estoy viva, porque me doy cuenta que puedo llegar a sentir y llorar. Estoy viva y es lo que importa porque así, tengo la leve esperanza que mi vida cambiará.

Dime. . . ¿Quién eres?

Los coches iban lentos a consecuencia de la lluvia, y todos iban formando líneas más o menos paralelas. Nadie incordiaba al otro conductor con bocinas o gritos desesperados, todos sabían lo que una lluvia así de espesa traía en Florida. Vientos, lluvia y algún que otro tornado era un cóctel que se tomaba a sorbos largos y casi sin respirar y sin pronunciar palabra alguna de queja, ya sabían cómo era el clima allí.


-          ¿Dónde me llevas? Nos estamos alejando un poco del centro de la ciudad. Hay muchos restaurantes buenos en la ciudad ¿Lo sabes no? – Melinda vio los letreros de la carretera, y no le sonaba esa avenida, por lo tanto no tenía ni idea de dónde estaban, cosa que no le gustó.- Oye, eres un desconocido para mí, será mejor que me digas a dónde vamos  o me bajo ahora mismo el coche.
-          No te bajarías en un coche en marcha.
-          Hablo enserio. Dime John, ¿Dónde vamos?
-          A mi casa. – La voz de John parecía un poco familiar, amable y real. Le inspiraba una rara confianza y una sensación extraña; como si lo conociera de toda la vida.
-          Espera… ¿Cómo que a tu casa? ¿Hablas enserio? ¡Llévame a mi casa ya!- Melinda cogió su bolso y lo miró. La música se paró en seco, el disco junto a las canciones había llegado a su fin. Los truenos de fondo le dieron a la escena un toque de miedo y pánico mezclado con ganas de salir corriendo.


Melinda se sintió confundida, aunque a decir verdad no se imaginaba a John como el malo de una película de miedo de esos que secuestran a jóvenes y luego las dejan a mitad de la carretera. Lo miraba y sentía aún esas ganas de rozar su cuello con sus labios y tal vez, llegar hasta su boca y absorber el aroma que éstos soltaran. Pero al pensar que la llevaba a un sitio que no se debe llevar a una chica desconocida, su casa, era algo que la hacía poner histérica.


-          ¡Joder John, existen restaurantes! – Melinda le gritó dándole pequeños golpes secos en el brazo derecho. – Llévame a uno, si es que quieres mejorar mi cumpleaños.
-          No Melinda, mi casa.


Melinda se rindió. Se cruzó de brazos y suspiró tres veces antes de soltar de nuevo un aire caliente, tratando de alejar ese mal humor que le recorría por sus venas.



jueves, 13 de octubre de 2011

Ser feliZz z z

Deberías estar feliz-Dijo él.
+¿Por qué? No hay razón para estarlo. 
-Sí. Por ejemplo, hoy llueve.
+Yo no entiendo que tiene de bueno eso. A mi no me gusta que llueva. Ni que haga frío, como hoy. Tampoco me gustan las personas que se esconden, que hacen daño por diversion y se marchan corriendo, no me gusta ver a la gente sufrir, ni llorar. Ni me gusta ver reir a los que no se lo merecen. Hoy es un día gris y triste. No tengo razón para sonreir.
-Puedo darte una. Yo. 
+¿Tú?
-Si, yo. Porque yo, por mucho que llueva, estaré contigo para ver las gotas caer. Para salpicarte con el agua y dejar que me digas lo tonto que soy. Porque por mucho que la gente te haga daño, yo estaré ahí para decirte que no, que no estás bien por mucho que digas, y te dejaré llorar en mi hombro, y te diré que el tiempo lo cura todo, que puede que no sea verdad, pero de todos modos estaré ahí. Porque eres mi vida, y quiero quererte como nadie lo ha hecho en tu vida.



Quiéreme si te atrevesS

¿Y por qué?-Dijo él.-Dicen que el que no arriesga no gana, ¿No?
-¿Y quien ha dicho CUÁNTO hay que arriesgar? ¿Nadie se preocupa por eso? Estoy arriesgando demasiado por estar contigo.
+¿Y cuál es el problema? ¿Que no quieres, que no puedes, que prefieres ser feliz con tu vida, sin mí?
-No.
+¿Entonces, cuál?
-El problema es que no me arrepiento, no me arrepiento de nada, de nada de lo que he perdido o apostado por ti, y no sé si está bien.
+Limítate a disfrutar lo que tienes.
-Y tú..
+¿Yo...?
-Quiéreme si te atreves.


Apostar o limitarSe a perDerr r r


Recordé que lo había dicho, como recordaba tantas frases que habían sido dichas por él. Pero de repente me di cuenta de que esa en especial, contenía un significado extra, que el quería que yo descubriese. Entonces, me percaté de que me había dado algo antes de irse corriendo y me abalancé sobre el bolso que llevaba aquel día y, efectivamente, allí había un papel, cuidadosamente doblado, como era su costumbre, y aquella caligrafía que nadie podía copiar. Dentro, escrita con la misma minuciosidad y precisión estaba esa frase, y debajo, una especie de posdata.
-Volveré a buscarte, te lo prometo, pero ahora debes guardar silencio, debes quemar este papel y no decirle nada a mis padres, a nadie.
No preguntes que me ha pasado, a donde he ido, estaré bien. Solo quiero que recuerdes, que la vida es solo un juego donde hay que jugar todas las cartas, y yo, en este momento, estoy terminando de jugar las mías. Necesito ganarme el derecho de amarte, lo necesito. Juega tú las tuyas.
La vida es un juego… Pensé, si definitivamente, la vida se reduce a un juego de cartas donde hay que apostar, o limitarse a perder…



Losé, control l l


Me descolocas chico, yo ya no se que hacer, me desesperas, me sacas de mis casillas, me enfadas, me haces chillar, me desconcentras, odio lo borde que eres conmigo, pero odio cuando estamos bien, porque tu bipolaridad me reconcome, odio escuchar tu voz en mi cabeza a las tres de la mañana, odio ver tu cara en mis sueños, odio cuando te hablo y te vas a hablarle a otra que te acabas de encontrar, odio cuando me miras y cuando no, odio cuando me tiras cosas o me encuentras por la calle y pasas de largo, odio no poder dejar de pensar en ti,
y todo eso porque te quiero. 
¿Ves como todo no es tan facil como dices, amor?


La verdaD d d

-¿Que que quiero? ¿Que quieres tu, es la pregunta? No me quieres, pero vuelves, no me buscas, pero apareces por casualidad, no quieres encontrarme, pero te mueres por hacerlo. Por una vez, dime la verdad.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Y llega un momento en el que te das cuenta de que puede que no hayas dejado muchas cosas por el camino, pero que algunas duelen más que otras. No es lo mismo perder un anillo que perder un amigo. No es lo mismo perder, que perderse, ni que haberse perdido. Cualquier coma puede cambiar el significado de la frase.
¿Acaso creo en el destino? No, no creo. Así que si me he perdido por el camino, y si he perdido por el camino ha sido solo cosa mía.
Puede, que en algún momento te des cuenta de que las cosas estén mejor así, que los recuerdos son solo eso, recuerdos. Que no deberían poder hacerte daño, pero lo hacen. 
Eso es la única verdad que nos queda. ¿Somos demasiado sentimentales a veces? Sí, supongo que viviríamos mejor sin sentir que hemos perdido algo importante. 
Pero yo todavía no he desarrollado esa capacidad.
Así que seguiré perdiendo, perdiéndome y, joder, que más dará a estas alturas, seguiré, que no es poco.



Quiero ser muchas cosas. Cosas que muchas veces son opuestas. Sí, no me aclaro. Nunca sé que quiero ni que no. A veces mi autoestima está por las nubes y otras... Bueno, otras navega por el subsuelo. Tienes que tener cuidado con lo que me dices, porque puede que lo recuerde toda la vida o que me monte una historia con ello. 


A veces puedo llegar a ser un poco paranoica, me preocupo demasiado, por mí y por los demás. Confío en la gente sin conocerla, cuando por todos los golpes que me he llevado sé que no debería hacerlo. Me meto en líos sin desearlo, y tampoco sé como salir de ellos sin salir perjudicada. Hay muchas cosas que hago mal, sí. Pero confío en mí misma, sé que puedo conseguir lo que me proponga. Que solo hay una meta que tienes que superar antes de comerte el mundo, y es conseguir ser tu mismo.

martes, 11 de octubre de 2011

Bésame, luego, asume las consecuenciass S ss

Quizá crecer es solo eso, admitir las consecuencias. Con esa afirmación se podría deducir que mucha gente de la que conozco era más madura antes que ahora. Como aquella vez. Te dije que me gustabas, me cogiste de la mano y nos fuimos a jugar. Ahora no lo harías. Al igual que la proporcion de nuestro cuerpo, crece el riesgo de estropearlo todo. Porque quizá tú no quieras aceptar las consecuencias esta vez, y harás todo lo posible por borrar de tu mente la imagen de tu mano y la mía. Porque te da miedo asumirlo.



Baby, la vida es mucho más sencilla sin preocuparme por ti.





Aquel día, esperándote en aquel bar, conocí a un chico. Era más educado que tú, mas simpático, y, sobretodo, más guapo. Me invitó a tomar algo, y, cariño, compréndelo, llevaba más de una hora esperando, creyendo que no te importaba. Ahora lo comprendo. Era cierto que no te importaba.

que a mi ya me das igual L






Te miré. Te observé atentamente todos los días que pasaste a mi lado.Me senté contigo, mantuve la mirada con la tuya más de diez segundos. Me reí contigo, lloré por ti. Me comí la cabeza en silencio, esperando que tú me llamaras. Hacía que tus chistes malos parecieran buenos. Te invité a comer y te di apoyo cuando lo necesitaste. Un día te dije que te quería.
No me dirás que no intenté estar contigo. 
Lo intenté, pero hay cosas que solo suceden en las películas.

El mundo no está hecho a mi medidA a a







Despues de la tempestad viene la calma.
El mundo no está hecho para mi.
¿O quiza todo es al revés?
Podria preguntarmelo, pero eso es cosa de los grandes filosofos. quienes somos, de donde venimos, a donde vamos.
Yo solo estoy aqui para disfrutar, pasando las adversidades de la vida, sin preguntarme si el mundo, está hecho a mi medida.

volver a empezar rR

Era 21 de Septiembre. Mañana entraba el Otoño. Las ocho de la mañana y yo, siguiendo mi rutina habitual, me enfundaba en unos vaqueros y salía medio corriendo de casa, por inercia.
Caminaba mirando al suelo camino del instituto. Tuve un lapsus. Dios sabía por qué, me sentía un poquito más feliz esa mañana. Una margarita se cruzó en mi camino. Tuve el repentino deseo de hacer el ya gastado: Me quiere, no me quiere.
En alto, y sin ningún pudor, comencé a recitar la letanía. “Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere, me quiere… “ Y llegué al último. Definitivamente no me quería.
Que le íbamos a hacer. Mi ánimo decayó.
Y, saliendo de Dios sabe dónde, apareció.
-Si buscas bien, te darás cuenta de que las margaritas guardan un pétalo de reserva para los casos desesperados.- Me dijo con una sonrisa. Me froté los ojos dos veces. Sí, era él. Había vuelto.


busco una rrazón. ..

Pero estaba allí. Estaba allí, mirándome fijamente, sonriendo. ¿Y por qué sonríe? ¿Acaso tiene razones? Ya estaba viendo que a él no le había afectado separarse de mí, o puede ser que estuviera muy contento de volver a verme, razón por la cual yo tampoco podía parar de sonreír. Sí, quizás fuera eso. Maybe.
Pero seguramente él seguía pensando lo mismo que cuando se fue. No podía hacerme ilusiones. De ilusiones vive el tonto.
Si, pero la esperanza es lo último que se pierde.
Ya, pero no está bien construir castillos en el aire.

“Dejémonos de proverbios estúpidos” Pensé. “No vamos a avanzar si sigues filosofando.”
-Hola.- Seca y directa, dispuesta a marcharme si era necesario, dispuesta a marcharme antes de empezar a llorar.
-Quiero llevarte a un sitio. ¿Me dejarás?
-¿Por qué? ¿Para qué? ¿Para que me digas que todas mis esperanzas son infundadas, para que soples, destruyas mi castillo de naipes en un solo suspiro? No gracias, mis castillos soy capaz de tirarlos sola, poco a poco. No hace falta que nadie me empuje contra ellos.
-A no ser que el castillo lo construyamos los dos. En ese caso, tendría yo el mismo derecho que tú a derrumbarlo.
-Nadie ha hablado de cuestiones de interés mutuo. Te fuiste. Y no quiero saber por qué has vuelto.
-¿Y si te dijera que he vuelto por ti?
Me di la vuelta, caminé, caminé rapidamente, no quería seguir escuchando.
Pero antes de irme le chillé:
-Dios sabe cuantas veces habrás dicho esa frase.
Casi corriendo me alejé de allí. Pero me agarró por detrás.
-No creo que Dios exista, y si así fuera, apoyaría mi teoría. He vuelto por ti, hay cosas que debes saber. Pero debes creerme a la primera. Y no dudar nunca de mí.


sábado, 1 de octubre de 2011

Siempre había soñado con tener un amigo de esos con los que poder quedarte hasta las tantas hablando, sin que hubiera un silencio, porque puedes compartir hasta lo que no compartes ni contigo mismo con él. De esos que con una mirada te comprenden y además, te dicen: Tranquila, tengo un plan.
Un plan descabellado, imposible, divertido, si, que probablemente no se lleve a cabo, pero que te saca de una deprimida tarde de invierno.
Uno de esos que cuando todo va bien vienen y saltan encima de tu cama contigo, y cuando todo va mal te hacen ver que todo no es blanco o negro, que no hay que echar de lado otros colores, que por mucho que la gente ame al blanco o al negro, siempre te quedará otra alternativa.
Uno de esos que te hace leer entre líneas, que no te dice que te quiere pero lo sabes, que se queda contigo mirando a ninguna parte, que comparte desde un boli hasta su cama.
Con el que saltar, el que cantar por la calle sin que te importe a donde mira la gente, porque tienes su apoyo.


Y que acaba convirtiéndose en algo así como respirar, porque lo necesitas para seguir viviendo.

si me pinchas,sangro ..


Intento no deprimirme cuando me da por recordar su dedo dibujando en mi pierna, su manía por llevarme la contraria, sus discusiones estúpidas, sus chistes malos o como tenías que explicarle las cosas mil veces. Como conseguía callarme con un beso de la manera más bonita, cuando se motivaba él solo y tenías que decirle que callase, cuando me decía que era lo más bonito que tenía o cuando yo le preguntaba que que le pasaba y él me respondía que yo, que yo era lo que le pasaba. Como me cogía la mano y me miraba y como yo me perdía, y dejaba de escuchar lo que me decían. Como me abrazaba por detrás y me susurraba que le prometiera que nunca me olvidaría de él, y que se quedaría así por siempre.


Sí, joder, nada de eso he olvidado, y nada de eso me da igual, aunque lo parezca. Soy un ser humano, no soy perfecta, aunque a veces pretendo serlo, para que negarlo. Pero es que no tengo un concepto claro de lo que es ser perfecto, y entonces es jodido.
Perfecto, ¿Insensible a todo, para que nada me afecte, o totalmente sensible, percibiendo todo lo que pasa a mi alrededor? Se supone que si esos son los extremos, y lo mejor es el término medio, ser perfecto tendría que estar entre esos dos términos, pero, ¿Dónde?



Es imposible ser perfecto, joder, soy un ser humano, y por mucho que quiera, si me hacen daño, me afecta y si me pinchas, sangro.

soledad

Después de un fin de semana harto sociable, estoy harta de tanta sociabilidad.


Necesito estar sola.


No quiero escuchar nada que no me apetezca.
Ni seguir conversaciones que no me interesan.
No quiero oír nada más que el agradable sonido del silencio.
No sé si es cada vez me estoy volviendo más ermitaña, pero a veces  necesito tan desesperadamente estos momentos, que me asusta.
Aún así, sé que no podría vivir sin mis momentos de soledad.
Esta noche he soñado que venías a buscarme. Que me llevabas a cenar, que a la luz de la luna, al lado del mar, me decías que me querías, que íbamos a estar juntos para siempre. Que jamás me ibas a olvidar. Después me besabas, y me quedaba apoyada en tu hombre un ratito más. No sé si se podrá llevar a cabo, no he hecho un estudio con las posibilidades. Pero creo que vale la pena intentarlo. ¿Y que haré ahora? Bueno, es sencillo. Ahora tengo una excusa para que me acompañes a casa esta noche. Luego, ya veremos. Eso es un juego, la segunda parte de alguna historia anterior. Porque yo no tengo esa manía estúpida de poner punto y final... Sin saber que vendrá.

+Me gusta tu sonrisa.
-¿Ahh si? ¿Y cuál de todas te gusta más?
+No te entiendo.


-Si, hombre. La forzada, la ilusionada, la que siempre da esperanzas, la que aparece sin pensar, o la que llevas reprimiendo tanto tiempo. Aquella que aparece cuando estás llorando y +
 alguien te anima. La que aparece cuando está prohibida que aparezca. Es sencillo.
+No es ninguna de esas.
-¿Cuál, entonces?
+La que no puedes reprimir cuando acabas de besarme

si estuviera en mi mano,siempre serías felizZ

 No tengo razones aparentes para escribirte hoy este texto, no es año nuevo, ni tu cumpleaños, ni ninguna de esas cosas por las cuales la gente se acuerda de uno. ¿Pero acaso tengo que tenerlas?
Si es que cualquier cosa me recuerda todo lo que hemos pasado juntas, estar sentada en esta silla, mirando nuestras fotos, escuchando cierta canción que alguna vez escuchamos o simplemente leyendo las miles y miles de cartas que tenemos de hace tiempo ya, y de no hace tanto.
No puedo presumir de conocerte de toda la vida, pero como si lo hiciera.
Si es que en el fondo, piénsalo, puede que nos separemos a veces, que nos distanciemos, pero siempre acabo persiguiéndote para que no te escapes, y creo que ya has comprobado que es muy difícil escapar de mí, tu te lo has buscado, maja.
Y estoy aquí sentada recordando todo lo que hemos pasado, todas las noches, las tardes, los videos, las llamadas, las risas, los llantos, las depresiones y todo lo que nos queda. Me apetecía darte las gracias. ¿Por qué? Ya lo sabes.
Por todo.
Y que te mereces ser la persona más feliz del mundo y si estuviera en mi mano, siempre lo serías. Pero como no está, solo me queda apoyarte y sacarte alguna de esas sonrisas tuyas que le alegran el día a cualquiera.



Rabia

Sé que en algún momento tendré que salir de mi escondite, tendré que mirarte a la cara. Soportar tu sonrisa, cuando yo tengo ganas de llorar. Contemplar tus ojos, ajenos a los mios. Se que algún día tendré que hacerlo, pero mientras, sigo intentando crear una barrera con el resto del mundo.
Sé que escondiéndome no voy a conseguir nada, pero no sé porque sigo aquí. Quizá porque pienso que si salgo, tampoco conseguiré nada, o simplemente, me falta tu apoyo ahí fuera, pero tú, sigues a lo tuyo.



Ese olor a café.

Y he decidido que no voy a vivir sin ti. Sin verte cada mañana cuando me despierte y tú me digas buenos días con esa sonrisa. Sí, esa, cuando me ves feliz al observar el café recién hecho encima de la mesa la mañana del sábado. La que vestías el día que nos conocimos.
También, he decidido que no pienso seguir sin tus tomaduras de pelo o tus cambios de humor repentinos. Sin tus perfectos desperfectos. Sin tus ojos, formando una armonía con todo lo demás. Porque no eres perfecto, pero eres perfecto para mí. Como un traje hecho a medida. No, mejor. Porque un traje no puede sorprenderte y yo, he decidido que no voy a seguir viviendo sin que me sorprendas cada día un poco más.
Y dirás, ¿Para qué, si seguro que puedes conseguir alguien mejor que yo? Puede, pero ahora que te he conocido, ni siquiera tengo ganas de intentarlo.