viernes, 23 de septiembre de 2011

No sé que decirte.  No sé que pensar. No sé como estar. No sé. No sé que debo hacer, que es lo correcto. Sí, estoy más perdida que un pingüino en un garaje, no lo voy a negar. Pero tampoco quiero aceptarlo. Porque de puertas para fuera debo dar la impresión de tenerlo todo muy claro. ¿Por qué? Porque si no, adivinarían mi punto débil y sabrían donde hacerme daño, y eso no está bien. No pienso dejarles. Soy más fuerte que ellos. O por lo menos, intento autoconvencerme de ello. Sigo esperando un mensaje, un lo siento, sigo esperando un te quiero que no sé si llegará. Seguiré equivocándome una y otra vez, lo sé. No sé porque no me canso de intentarlo.

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