martes, 15 de mayo de 2012

Si hubieran parado el tiempo en ese momento, hubieran captado el instante exacto en el que mi corazón se rompió. Tan solo pronunciaste un par de palabras “Se acabo” pero fueron suficientes, para romperme en mil pedazos. Después de eso, solo escuchaba frases hechas, supongo que pensabas que así aliviarías mi dolor, pero no, tan solo hacías que me sintiera aun más tonta, si eso era posible. Tenía ganas de gritar, de llorar, de desaparecer en ese momento, pero fui fuerte,  conseguí reprimirme las lágrimas y asentí a cada palabra.  Después decidiste irte, esta vez sin mil besos de despedida,  nunca pensé lo difícil que era pasar de un verdadero beso de amor, a los fríos dos besos de extraños que ya no comparten su vida.  Como tampoco pensé nunca que iba a extrañar tanto una despedida. Y ahí estaba yo, sola en el lugar donde todo empezó, y donde acababa de acabar, intentando no llorar, pero cuanto más lo intentaba, menos lo conseguía. Buscando la manera de ser fuerte, de recomponerme sin éxito e intentando encontrar en qué momento se rompió la magia que nos unía, el momento en el que se rompió todo y mi corazón con él.

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