jueves, 7 de marzo de 2013

Créeme que ha vivido inviernos realmente fríos de esos que te hielan los dedos de los pies y las manos por completo, inviernos nevados sin calefacción. Pero si le preguntas por los días más fríos de su vida te dirá que fueron durante aquel caluroso agosto en el que el frío de tu ausencia llegó a helarle cada rincón de su cuerpo, su aliento e incluso el corazón. *Menos mal que volviste y con una sola mirada deshiciste el hielo sin saberlo.*

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